sábado, 9 de octubre de 2010

Un huracán de emociones.

Allí está él, inquieto, esperando a esa chica que ha visto solo una vez por pura casualidad. Paula lo ve, se cruzan las miradas y cuando menos se lo espera, en un impulso loco Paula deja caer su mochila al suelo, corre y se lanza a los brazos de ese chico, lo abraza con fuerza. Gorka aún no sabe porque lo ha echo, pero sonríe dulcemente. Paula se separa de él y va corriendo a por su mochila, vuelve sonriente y se planta frente a Gorka.
- Hola, gran saco de alegría. - Esas palabras resuenan en la cabeza de Paula, que sin darse cuenta ha atraído la mirada de todo el mundo que pasaba por allí al montar semejante escena.
- Hola, chico al que he acosado tirándome encima de él. - En ese momento ambos sonríen y se encuentran en una situación bastante incomoda. Paula baja la mirada mientras que Gorka le mira con curiosidad.
- Bueno, ayer me lancé yo encima tuya, así que estamos en paz. - Gorka a sacado a Paula de la situación incomoda en la que se encontraban.
- Sí, en paz. Pero te recuerdo que yo me dejé el trasero en el asfalto, tu no. - Paula ríe y le da un leve puñetazo en el pecho a Gorka.
- Quizás si no hubiéramos tropezado ahora mismo no estaríamos aquí. - Y por dentro ambos dan gracias al cielo por esa graciosa casualidad.
- Tienes razón. - Paula comienza a andar.
- ¡Eh, espera! - Gorka la sigue sonriente, le encanta la alegría de esa chica, se le ve desde fuera.
- Lo que no entiendo, es como aceptas la invitación de una loca que te insultó un día atrás. Deberías estar con tu novia, o tus amigos. - Paula se arrepiente de lo que ha dicho, pero no hay vuelta atrás.
- No tengo novia. Pero, tú deberías estar ahora con tus amigas o tu novio, no con el patán que te tiró ayer al suelo, al que no conoces de nada. - Caminan, apenas hay gente en la calle, las pocas que hay no les prestan atención a esos dos jóvenes locos.
- Yo tampoco tengo novio, y te lo dije, mis amigas están estudiando. - Paula sonríe plenamente, dejando ver su piercing del frenillo, su sonrisa es dulce, ligera, enamoraría a cualquier chico que pusiera sus ojos sobre ella.
- Ah, es cierto... - Gorka mira a Paula sonreír, se fija en cada rasgo de su perfil, tiene unos ojos verdes como la hierba en primavera, una nariz respingona, que a cualquiera le recordaría a la de un gato. Sí, eso es, a Gorka le recuerda a una pantera, negra y de ojos claros. Paula se da cuenta de que Gorka se ha quedado demasiado tiempo callado y le incomoda.
- ¡Eh, baja de tu nube! - Le da con el dedo indice en la mejilla. Gorka no puede evitar sonreír.
- Perdona, se me olvidaba que estabas aquí. - Aguanta la risa al ver la cara de asombro de Paula.
- ¿¡Eh, como que se te olvidaba que estaba aquí!? Que si te aburres conmigo te puedes ir a casa sin problemas. - Paula se ha enfadado y Gorka lo nota, aún sin conocerla.
- Que era broma, tonta. - Gorka se planta frente a ella, la hace dejar de andar. La mira fijamente, ella tiene que bajar la mirada, está sonrojada. Él la mira y observa cada detalle de su piel.
- Ya, seguro. - Paula se da la vuelta y se cruza de brazos. Gorka la rodea y se vuelve a poner delante de ella.
- Venga, no seas así.
- ¿Cómo soy? - Paula sonríe comenzando a olvidar su enfado.
- Te lo tomas muy a pecho, era una broma.
- Lo mio también era una broma. - Le miente, pero tiene sus razones.
- Bueno, eso espero.

La tarde transcurre con normalidad, se sientan en un banco de una plazoleta por donde no pasa mucha gente, bromean y se ríen. A Paula se le ve feliz, demasiado. Juega con las palabras, mira a ese chico una y otra vez y más de una vez se cruzan las miradas.
El tiempo pasa rápido para ambos, y por desgracia Paula tiene que irse, se ha echo tarde y tiene que volver a casa.
- Oye, va siendo hora de que me vaya a casa. Me lo he pasado genial. - Paula se levanta del banco y se pone la mochila, sonríe y le mira.
- Yo también me lo he pasado genial. - Se levanta del banco y la mira sonriendo. - Te acompaño a casa.
- ¿Me acompañas? - Es la primera vez que un chico se ofrece a acompañarla hasta su casa y le parece una buena idea.
- Sí, no puedo dejar que te vayas sola. - Sonríe y Paula comienza a andar, y el sigue su paso.
La acompaña a su casa y se despiden en la puerta, Dreamer comienza a ladrar desde el patio, así que Paula no puede despedirse como quiere. Entra en casa y sube las escaleras, entra en su habitación y conecta el Msn. Se queda un rato conectada, esperando a que Gorka se conecte, siente que su corazón le late a mil por hora, ya le echa de menos y solo han pasado varios minutos.
Al rato, una ventana, se ha conectado, ella sonríe. Decide esperar a que el le hable y así hace, le habla.

Gorka: Hola
Paula: ¡Hola!
Gorka: Oye.
Paula: Dime
Ella quiere que le diga que él siente algo por ella, pero sabe que no es así.
Gorka: ¿Qué te parece si quedamos mañana?
Paula: ¡Está bien!
Gorka: Voy a recogerte a tu casa, a las 17.00 estaré en la puerta.
Paula: Ok, evita hacer mucho ruido. Mi perra Dreamer se alarma mucho con los ruidos en la calle.

Siguen hablando, aunque de nada importante. Hablan hasta tarde, Paula comienza a tener sueño y decide irse a dormir. Se despiden y Paula se acuesta, con la idea de que mañana tiene que lanzarse, decirle lo que siente.

jueves, 7 de octubre de 2010

Paula, baja de tu mundo.

Paula está sentada en su cama con las piernas cruzadas, tiene los cascos puestos, queda poco para que comience las clases. No para de pensar en el día de ayer, cuando se chocó por casualidad con aquel chico que la había echo suspirar y aún la hace suspirar.
'Siento que quiero ser suya.' se repetía en su cabeza una y otra vez, estaba comenzando a sentir atracción por ese chico.
No atiende a la música, se levanta de la cama y se acerca al ordenador, lo enciende. Sigue en su mundo, pensando en esos labios y esos ojos oscuros que se le clavaron. Abre el Msn y busca a Gorka entre sus conectados y lo encuentra, se arma de valor y le habla.
Paula: ¡Hola!
Gorka: Vaya, hola.
Paula sonríe como una tonta.
Paula: Vaya coincidencia ayer, cualquier otra te hubiera pegado por tirarla al suelo.
Gorka: Sí, tienes razón, que suerte.
Paula: Bueno, ¿Qué tal?
Gorka: Bien, buscando algo que hacer. ¿Y tú?
Paula se da cuenta de que es su oportunidad de quedar con él.
Paula: Igual, mis amigas están estudiando para las recuperaciones.
Gorka: ¿Y tú no estudias para las recuperaciones?
Paula: No, he aprobado todo.
Gorka: Genial.
Paula siente que la conversación está a punto de acabar y no quiere eso.
Paula: Oye, Gorka, ¿Qué te parece si quedamos?
Gorka: Me gusta la idea, preciosa.
Paula: Entonces, ¿quedamos a las 17.00 en la puerta de Starbucks?
Gorka: ¡Vale!
Paula: Pues me desconecto ya, allí nos vemos.

Paula no le da tiempo a Gorka a contestarle, se desconecta rápidamente. Mira el reloj, las tres de la tarde, tiene que prepararse o llegará tarde.
Se va hacía el baño bailando feliz, se desviste y se mete en la ducha. Canta en la ducha con alegría, al salir se pone el albornoz y recorre el camino a su vestidor, se planta allí y mira mil cosas que ponerse. No sabe bien que podría ponerse para impresionarle, así que escoge algo sencillo, una camiseta Element negra con letras de varios colores, unos pantalones cortos y unas deportivas con muchos colores.
Se peina, se mira mil veces, se maquilla. 'Esta camiseta tiene un escote de vértigo, seguro que piensa que soy una zorra.' piensa preocupada, pero no tiene tiempo para cambiarse.
El corazón se le sale por la boca, anda nerviosa por la calle, no sabe si este chico es como ella piensa, piensa que se ha equivocado y quiere marcharse a casa pero algo se lo impide.
Y se acerca lentamente a la puerta de Starbucks y allí está el, esperándole.