sábado, 9 de octubre de 2010

Un huracán de emociones.

Allí está él, inquieto, esperando a esa chica que ha visto solo una vez por pura casualidad. Paula lo ve, se cruzan las miradas y cuando menos se lo espera, en un impulso loco Paula deja caer su mochila al suelo, corre y se lanza a los brazos de ese chico, lo abraza con fuerza. Gorka aún no sabe porque lo ha echo, pero sonríe dulcemente. Paula se separa de él y va corriendo a por su mochila, vuelve sonriente y se planta frente a Gorka.
- Hola, gran saco de alegría. - Esas palabras resuenan en la cabeza de Paula, que sin darse cuenta ha atraído la mirada de todo el mundo que pasaba por allí al montar semejante escena.
- Hola, chico al que he acosado tirándome encima de él. - En ese momento ambos sonríen y se encuentran en una situación bastante incomoda. Paula baja la mirada mientras que Gorka le mira con curiosidad.
- Bueno, ayer me lancé yo encima tuya, así que estamos en paz. - Gorka a sacado a Paula de la situación incomoda en la que se encontraban.
- Sí, en paz. Pero te recuerdo que yo me dejé el trasero en el asfalto, tu no. - Paula ríe y le da un leve puñetazo en el pecho a Gorka.
- Quizás si no hubiéramos tropezado ahora mismo no estaríamos aquí. - Y por dentro ambos dan gracias al cielo por esa graciosa casualidad.
- Tienes razón. - Paula comienza a andar.
- ¡Eh, espera! - Gorka la sigue sonriente, le encanta la alegría de esa chica, se le ve desde fuera.
- Lo que no entiendo, es como aceptas la invitación de una loca que te insultó un día atrás. Deberías estar con tu novia, o tus amigos. - Paula se arrepiente de lo que ha dicho, pero no hay vuelta atrás.
- No tengo novia. Pero, tú deberías estar ahora con tus amigas o tu novio, no con el patán que te tiró ayer al suelo, al que no conoces de nada. - Caminan, apenas hay gente en la calle, las pocas que hay no les prestan atención a esos dos jóvenes locos.
- Yo tampoco tengo novio, y te lo dije, mis amigas están estudiando. - Paula sonríe plenamente, dejando ver su piercing del frenillo, su sonrisa es dulce, ligera, enamoraría a cualquier chico que pusiera sus ojos sobre ella.
- Ah, es cierto... - Gorka mira a Paula sonreír, se fija en cada rasgo de su perfil, tiene unos ojos verdes como la hierba en primavera, una nariz respingona, que a cualquiera le recordaría a la de un gato. Sí, eso es, a Gorka le recuerda a una pantera, negra y de ojos claros. Paula se da cuenta de que Gorka se ha quedado demasiado tiempo callado y le incomoda.
- ¡Eh, baja de tu nube! - Le da con el dedo indice en la mejilla. Gorka no puede evitar sonreír.
- Perdona, se me olvidaba que estabas aquí. - Aguanta la risa al ver la cara de asombro de Paula.
- ¿¡Eh, como que se te olvidaba que estaba aquí!? Que si te aburres conmigo te puedes ir a casa sin problemas. - Paula se ha enfadado y Gorka lo nota, aún sin conocerla.
- Que era broma, tonta. - Gorka se planta frente a ella, la hace dejar de andar. La mira fijamente, ella tiene que bajar la mirada, está sonrojada. Él la mira y observa cada detalle de su piel.
- Ya, seguro. - Paula se da la vuelta y se cruza de brazos. Gorka la rodea y se vuelve a poner delante de ella.
- Venga, no seas así.
- ¿Cómo soy? - Paula sonríe comenzando a olvidar su enfado.
- Te lo tomas muy a pecho, era una broma.
- Lo mio también era una broma. - Le miente, pero tiene sus razones.
- Bueno, eso espero.

La tarde transcurre con normalidad, se sientan en un banco de una plazoleta por donde no pasa mucha gente, bromean y se ríen. A Paula se le ve feliz, demasiado. Juega con las palabras, mira a ese chico una y otra vez y más de una vez se cruzan las miradas.
El tiempo pasa rápido para ambos, y por desgracia Paula tiene que irse, se ha echo tarde y tiene que volver a casa.
- Oye, va siendo hora de que me vaya a casa. Me lo he pasado genial. - Paula se levanta del banco y se pone la mochila, sonríe y le mira.
- Yo también me lo he pasado genial. - Se levanta del banco y la mira sonriendo. - Te acompaño a casa.
- ¿Me acompañas? - Es la primera vez que un chico se ofrece a acompañarla hasta su casa y le parece una buena idea.
- Sí, no puedo dejar que te vayas sola. - Sonríe y Paula comienza a andar, y el sigue su paso.
La acompaña a su casa y se despiden en la puerta, Dreamer comienza a ladrar desde el patio, así que Paula no puede despedirse como quiere. Entra en casa y sube las escaleras, entra en su habitación y conecta el Msn. Se queda un rato conectada, esperando a que Gorka se conecte, siente que su corazón le late a mil por hora, ya le echa de menos y solo han pasado varios minutos.
Al rato, una ventana, se ha conectado, ella sonríe. Decide esperar a que el le hable y así hace, le habla.

Gorka: Hola
Paula: ¡Hola!
Gorka: Oye.
Paula: Dime
Ella quiere que le diga que él siente algo por ella, pero sabe que no es así.
Gorka: ¿Qué te parece si quedamos mañana?
Paula: ¡Está bien!
Gorka: Voy a recogerte a tu casa, a las 17.00 estaré en la puerta.
Paula: Ok, evita hacer mucho ruido. Mi perra Dreamer se alarma mucho con los ruidos en la calle.

Siguen hablando, aunque de nada importante. Hablan hasta tarde, Paula comienza a tener sueño y decide irse a dormir. Se despiden y Paula se acuesta, con la idea de que mañana tiene que lanzarse, decirle lo que siente.

jueves, 7 de octubre de 2010

Paula, baja de tu mundo.

Paula está sentada en su cama con las piernas cruzadas, tiene los cascos puestos, queda poco para que comience las clases. No para de pensar en el día de ayer, cuando se chocó por casualidad con aquel chico que la había echo suspirar y aún la hace suspirar.
'Siento que quiero ser suya.' se repetía en su cabeza una y otra vez, estaba comenzando a sentir atracción por ese chico.
No atiende a la música, se levanta de la cama y se acerca al ordenador, lo enciende. Sigue en su mundo, pensando en esos labios y esos ojos oscuros que se le clavaron. Abre el Msn y busca a Gorka entre sus conectados y lo encuentra, se arma de valor y le habla.
Paula: ¡Hola!
Gorka: Vaya, hola.
Paula sonríe como una tonta.
Paula: Vaya coincidencia ayer, cualquier otra te hubiera pegado por tirarla al suelo.
Gorka: Sí, tienes razón, que suerte.
Paula: Bueno, ¿Qué tal?
Gorka: Bien, buscando algo que hacer. ¿Y tú?
Paula se da cuenta de que es su oportunidad de quedar con él.
Paula: Igual, mis amigas están estudiando para las recuperaciones.
Gorka: ¿Y tú no estudias para las recuperaciones?
Paula: No, he aprobado todo.
Gorka: Genial.
Paula siente que la conversación está a punto de acabar y no quiere eso.
Paula: Oye, Gorka, ¿Qué te parece si quedamos?
Gorka: Me gusta la idea, preciosa.
Paula: Entonces, ¿quedamos a las 17.00 en la puerta de Starbucks?
Gorka: ¡Vale!
Paula: Pues me desconecto ya, allí nos vemos.

Paula no le da tiempo a Gorka a contestarle, se desconecta rápidamente. Mira el reloj, las tres de la tarde, tiene que prepararse o llegará tarde.
Se va hacía el baño bailando feliz, se desviste y se mete en la ducha. Canta en la ducha con alegría, al salir se pone el albornoz y recorre el camino a su vestidor, se planta allí y mira mil cosas que ponerse. No sabe bien que podría ponerse para impresionarle, así que escoge algo sencillo, una camiseta Element negra con letras de varios colores, unos pantalones cortos y unas deportivas con muchos colores.
Se peina, se mira mil veces, se maquilla. 'Esta camiseta tiene un escote de vértigo, seguro que piensa que soy una zorra.' piensa preocupada, pero no tiene tiempo para cambiarse.
El corazón se le sale por la boca, anda nerviosa por la calle, no sabe si este chico es como ella piensa, piensa que se ha equivocado y quiere marcharse a casa pero algo se lo impide.
Y se acerca lentamente a la puerta de Starbucks y allí está el, esperándole.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Primer encuentro.

Paula anda por Barcelona, ha decidido cambiar de ritmo de vida. Muestra una gran agilidad para esquivar a la gente a pesar de llevar una mochila bastante pesada. Lleva todo lo necesario para alejarse del mundo. Mira la gente mientras escucha la música que sale de sus cascos, está en demasiadas cosas a la vez, pero no deja de pensar en Gorka. Apenas ha hablado con él, ese chico es un completo misterio. Se despista, se sube a las nubes, piensa en lo poco que sabe de él. Y de repente se ve en el suelo, ha chocado de frente con un chico guapo, de pelo castaño y ojos oscuros, tiene una mirada penetrante, él ha mantenido el equilibrio y se encuentra mirando a Paula que está en el suelo con la mano puesta en la cabeza.
- ¡Mira por donde andas, inútil! - Paula se levanta como puede y mira mal a el completo desconocido.
- Lo siento, Paula. - La chica se queda con los ojos abiertos como platos, está perpleja, ¿quién es?
- ¿Te conozco? - Paula mira que sus cascos están bien.
- Sí, yo soy Gorka. ¿No te acuerdas de mí? - Paula sacude la cabeza.
- ¿En serio?
- Sí, soy yo. - Gorka sonríe, Paula no puede evitar devolverle la sonrisa.
- Es que solo te había visto en algunas fotos y no sabía quien eras exactamente. - Le parece extraño después de haber repasado sus fotos millones de veces.
- No te preocupes. Tengo que irme, ya hablaremos. - Gorka sonríe y se marcha. Paula mira como se va y vuelve a sacudir la cabeza, piensa que está en un sueño y lo cierto, es que no quiere despertar.
Está deseando llegar a casa a ver si lo encuentra conectado, está deseando hablar con él o al menos, ver sus fotos.
Paula sigue su camino feliz, sin temores y algo embobada, no sabe donde ir, porque en realidad no iba a ninguna parte. Así que decide volver a casa, ya que las chicas están ocupadas como siempre.

martes, 24 de agosto de 2010

¿Qué quieres?

Han ido pasando los días, queda poco más de dos semanas de vacaciones y Paula ya no sabe que hacer para aprovechar el tiempo. Nicole está estudiando a más no poder para sus recuperaciones, Sandra está de crucero con sus padres y de Sarah no se sabe nada desde que conocieron a Adrian.
Paula está mirando su ordenador, concentrada, está mirando algunas fotos que se ha echo con el temporizador de la cámara, no le gusta ninguna. Abre Tuenti y mira sus amigos conectados al Chat, no a visto nadie interesante, ha pasado por alto a Gorka, no ha vuelto a hablar con él. Quiere saber más de ese chico pero no se atreve. Mira su Msn, nadie interesante, algunas amigas falsas y otras no tan falsas pero no les piensa hablar. De repente, alguien quiere agregarla a Msn, lo acepta sin mirar y poco después esa misma persona le habla.

Gorka: Hola, Paula.
Paula se queda perpleja, es el chico que tiene en Tuenti.
Paula: Hola, Gorka.
Gorka: ¿Qué tal?
Paula: Genial, ¿y tú?
A Paula le gustaría decirle que está genial gracias a él.
Gorka: Bien.
Paula: Oye, tengo curiosidad... ¿Te conozco de algo?
Gorka: No, en realidad, no.
Paula: Ah, está bien.

Paula se da cuenta que Matt se ha conectado, así que se desconecta sin despedirse de Gorka, se echa en la cama y se queda pensativa. Mira el reloj y son solo las tres de la tarde, no tiene nada que hacer, sus amigas están demasiado ausentes. Siente que las chicas no se acuerdan de ella para nada, pero claro, están ocupadas es normal. Busca su móvil y no tiene nada nuevo, ni mensajes ni perdidas. Se siente completamente sola.

lunes, 16 de agosto de 2010

El famoso Adrián.

Son las cinco de la tarde, las chicas están sentadas en el césped de casa de Sarah, esperan una noticia importante, que no saben ni que es.
Entonces Sarah se planta ante ellas, con unos pitillos negros, una camiseta turquesa de leopardo y unos tacones turquesa, las chicas se quedan perplejas, pensando en que habían venido a pasar un día de piscina, no a ver desfilar a Sarah.
- ¿A qué no sabéis porque voy así? - Sarah da una vuelta al rededor de sí misma y las mira ilusionada.
- ¿Por qué? - Dicen Sandra y Paula al unísono. Mientras Nicole sonríe imaginando los porque.
- ¡Voy a recoger a Adrián al aeropuerto! - Sarah no puede evitar sonreír. Las chicas se han quedado paralizadas.
- ¿Vamos a conocer a el famoso Adrián? - Nicole rompe el silencio.
- Sí, señoritas. Pero cuando yo vuelva, os dejo la casa a vuestro cargo. Mi padre tiene que llevarme al aeropuerto, lo que sea no os cortéis en cogerlo. Está es vuestra casa, eh. - Dicho esto se acerca a la puerta de la calle y las mira sonriente antes de abrirla y salir.
Paula no puede creerlo, va a conocer a Adrián.
- ¿Sabéis que Adrián tiene un primo aquí en Barcelona? - Dice Sandra para que ninguna de las dos piensen en sus chicos.
- Sí, se llama Mario. Estuve con él hace unos meses. - Contesta Paula recordando lo perfecto que era Mario.
- Vaya, esa información no la sabíamos ninguna de nosotras, que callado te lo tenías Paula. - Dice Nicole sonriente.
Y las chicas ríen, se tiran unas a otras a la piscina, se salpican. Abren los ojos debajo de agua y se miran y no pueden evitarlo, tienen que salir para reírse. Hablan sobre Sarah, sobre su cambio desde que conoce a Adrian, hablan de Matt y lo comprensivo que fue, de Lucas y de lo estúpido que es. Se apoyan unas a otras y esperan impacientes la llegada de ese chico totalmente desconocido, que solo han visto en algunas fotos de Tuenti.
Las chicas se echan en el césped, descansan. Ya hace dos horas que Sarah se fue, demasiado tiempo ha pasado ya. Sandra y Nicole están ausentes, desconectadas, cualquiera diría que dormidas, mientras Paula está pensando.
Piensa en todo, en si ha visto alguna vez a ese tal Gorka, si tiene mucha confianza con los amigos que tiene en común en Tuenti y sin darse cuenta está pensando en la foto de su perfil y piensa que es guapo, que le encanta su carita. Sin darse cuenta está pensando en una persona que no conoce de nada.

sábado, 14 de agosto de 2010

A veces es mejor acabar.

Paula lleva unos días que apenas pasa por su casa, no habla con Matt ni le responde a sus mensajes. Está centrada en sus fotos, en sus amigas, en que queda poco de vacaciones. Está mirando las fotos que hizo unos días atrás con sus amigas, algunas echas por ella y otras echas por alguna de sus amigas y ve una foto que le llena el corazón. Es sencilla, sale ella de pie con un Bikini blanco con algunas flores y lunares pequeños de color turquesa, está completamete llena de arena, con una sonrisa que le ocupa toda la cara, se la ve feliz, demasiado feliz. Y decide que va a subir algunas de esas fotos a Tuenti, merecen que todo el mundo las vea.
Así que habré Internet Explorer, escribe el Link de Tuenti y le da a Enter. Escribe su correo y su contraseña a toda velocidad y se da cuenta que tiene peticiones de amistad. Las mira por encima, su vecina de en frente, una cría de ocho años, otra de una chica de su instituto, no las acepta. Pero sí acepta a un chico que no conoce de nada, que jamás ha visto, tiene algunos amigos en común, pero no le interesa. Sube las fotos, termina de etiquetar a sus amigas y ve que Matt está conectado, así que decide conectarse al Msn. Y así hace, se conecta y espera a que el le hable, apenas tarda unos minutos. Paula se queda pensativa antes de contestarle, lleva unos días queriendo decirle que no está agusto con él, que prefiere dejarlo.
Y tranquila, sin miedos, habla con él.
Matt: Hola, cariño. ¿Cuánto tiempo hace que no hablamos?
Paula: Hola, Matt. Hace exactamente cuatro días, desde el día de mi cumpleaños.
Matt: Vaya, me había parecido más. ¿Y esa ausencia de repente?
Paula: He estado ocupada.
Matt: Ah...
Paula: Oye, Matt, creo que es mejor que lo dejemos.
Matt: ¿A qué se debe esa decisión?
Paula: A que no puedo estar contigo así, te estoy haciendo daño.

Paula se desconecta, se siente mal por lo que le ha dicho.
Recuerda que no había cerrado Tuenti y lo abre, le han hablado por el Chat.
Gorka: Hola.
Paula piensa y se da cuenta que es el chico que acaba de aceptar.
Paula: Hola.
Gorka: ¿Qué tal?
Se queda pensando 'Si yo te contara, pero no te importa.'
Paula: Genial, ¿y tú?
Gorka: Bien. Me alegro.
Paula: Lo mismo digo.

Cierra el Tuenti sin despedirse de ese chico nuevo, que no conoce de nada, que es todo un misterio.
Pero no le importa, a quedado con sus amigas, van a ir a la piscina de Sarah. Así que se planta delante de su cajonera, abre el tercer cajón y mira sus Bikinis, se decide por uno blanco con unas estrellas de un color amarillo canario, se cambia y prepara la mochila para un día de piscina inolvidable.

martes, 10 de agosto de 2010

Una cría con un juguete nuevo.

Una música despierta a Paula que con los ojos entrecerrados mira al rededor. Escucha una canción conocida, 'Camino despacito, no sea que me tropiece con algún bordillo...', Paula busca el móvil en su mochila, lo mira y en la pantalla Matt. Lo coje antes de que él cuelgue.
- Hola, mi amor. - Al oír amor Paula suspira.
- Hola, Matt. - Paula sonríe, ojala pudiese tenerle delante.
- ¿Te he despertado, verdad?
- Sí, pero no importa. ¿Qué hora es? - Paula recuerda que su reloj se había quedado sin pilas y no puede mirar en el móvil.
- Las diez, la hora de que hablemos por teléfono. - Paula sonríe, sin duda Matt es perfecto, pero no podrá amarle, porque el amor para Paula no existe.
- ¿Podemos saltarnos esa hora hoy? - Paula se queda pensativa y Matt en silencio.
- Está bien, mañana hablamos después de comer. Te quiero. - Al oír te quiero Paula se estremece. Te quiero, que estupidez. Cuelga sin decirle nada.
Sale de la habitación y baja las escaleras, se dirige a la cocina en busca de sus padres, pero no hay nadie. Se queda quieta en la cocina, parece que algo la retiene allí. De repente echa a correr, sube las escaleras rápidamente, coge de su maleta un paquete de Marlboro y un mechero, baja las escaleras y se sienta en el sofá del salón. Enciende un cigarro y mientras siente el humo en su boca, mira al rededor, como si su casa fuese desconocida. Y se queda pensando en su amiga Nicole, en todo el tiempo que llevaba con Lucas, para que al final Lucas la dejara porque los padres de ella no quieren que salga, suena estúpido. Y le da una calada a su cigarro mientras sigue pensando, no creo que Nicole y Lucas dejen su relación por esto, se les veía bien, son más que novios... Amigos, y eso es lo que realmente les debe importar, no les debería importar el no verse. Tienen que fijarse en Sarah, que lleva un mes con su chico y aún no le ha visto, pero confía en él y sabe que no hará nada con otra. Paula suspira, son estúpidas, el amor no existe.
Apaga el cigarro en el cenicero que hay encima de la mesa y se va a su habitación. Coge el móvil y llama a Sandra, es la única que no tiene novio por ahora y parece que no lo quiere.
Espera un rato a que se lo coja, nada... estará cenando con los padres y no podrá cogerlos delante de ellos.
Paula coge las llaves, baja las escaleras y sale al patio, ve a su perra Dreamer dentro de su caseta, es un pastor alemán precioso, de apenas un año. Se agacha y le acaricia la cabeza. Y sale a la calle, busca su moto con la mirada y se dirige a ella. Entonces se para a pensar, mierda me he dejado el móvil, pero no tiene tiempo. Se sube a la moto, la arranca y sale a recorrer las calles de Barcelona. El día de su cumpleaños, 19 de agosto, y sus padres no están. Se siente sola, abandonada, siente como su mundo se derrumba y recuerda que había un sitio donde le gustaba estar de pequeña y encamina su moto hacía el.
Al llegar a un parque infantil aparca la moto, está algo abandonado, pero aún conserva el columpio. Se sienta en el y mira el cielo, no hay estrellas, está todo nublado igual que sus recuerdos, no recuerda momentos con sus padres, solo cuando la traían a ese parque. Empieza a recordar porque se volvió una macarra, porque las cuatro acordaron ser incorformistas, recuerda que tanto sus amigas como ella en 1º de ESO querían que sus padres la dejaran en paz, que las dejaran salir cuando quisieran, discutían con sus padres todos los días y acababan siempre saliendo de casa con un portazo. Aunque lo de Paula empezó antes, cuando vio que a los macarras se les respetaba. Se dio cuenta que quería ser temida, nombrada por todos y así es, es nombrada por todos.
Se le empañan los ojos sacude la cabeza intentando no llorar. Vale, ¡ya basta! Coge la moto para volver a casa.
Vuelve a recorrer las calles de Barcelona hasta llegar a su casa, aparca la moto, entra en casa y se da cuenta de que están sus padres.
- Hola papá. Hola, mamá. - Dicho esto sube a su habitación.
Abre la puerta, suelta las llaves encima de la mesa y ve una caja envuelta en papel de regalo. La mira sonriente y piensa, por fin se han acordado.
La abre ilusionada, no puede creerlo, una cámara profesional, una Canon, sus ojos están abiertos como platos. Sale corriendo escaleras abajo y besa a su padre en la mejilla.
- ¡Gracias, de verdad! - Paula no aguanta la alegría y se le saltan las lágrimas.
- Sabemos que te encanta inmortalizar los momentos, por eso la cámara. Espero que la cuides, eh. - Su madre sale de la cocina y mira a su hija sonriente.
- ¡Mañana mismo quedo con las chicas y hago una sesión con ellas! - Paula está muy ilusionada, piensa que no merece todo lo que hacen sus padres por ella.

lunes, 9 de agosto de 2010

Así es Paula.

Paula camina por las calles de Barcelona, atenta a sus pasos, va en dirección Starbucks, donde ha quedado con sus amigas. Siempre le ha gustado Starbucks, aunque ahora se llena de pijos a los que Paula odia con toda su alma. Pero está feliz, es su cumpleaños, ya tiene quince años. Va atenta a lo que suena en su iPod Touch, que está sin un rasguño, en perfecto estado. Es un regalo de su hermana mayor, que aunque no tiene oportunidad de pasar mucho tiempo con ella, la quiere igualmente. Sonríe al escuchar, '¿Tus hijos no van a clase porque escuchan Rap? No hay de que preocuparse, tus hijos escuchan Rap porque tienen clase.', ojala mi madre pensara así, me gustaría no tener que ir al instituto y dedicarme a lo que realmente me gusta, la música.
Y sin darse cuenta ya está delante de Starbucks, entra y busca con la mirada a sus amigas, que la esperan sentada.
- ¡Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz. Te deseamos todos, cumpleaños Feliz! - Cantan tres chicas al unisono mientras Paula sonríe.
- Gracias chicas. - Se sienta junto a ellas y empiezan a charlar.
Paula es la mayor de todas, tiene el pelo negro corto, que deja ver su nuca, con flequillo recto y los ojos verdes, es una chica muy rebelde, que no le gusta que manden sobre ella. Mide poco más de 1,70, sin duda es guapísima y tiene un algo que enamora a cualquier chico. Lleva unos vaqueros caídos, que dejan ver unas bragas Calvin Klein negras, una camiseta de color rojo de Emily The Strange y unas Converse, lleva dos piercings en el labio y uno en el Frenillo del labio superior.
Las chicas en cambio, tienen un estilo más llamativo. Sarah lleva el pelo negro con flequillo recto, medio de este es rojo, y tiene algunas mechas rojas repartidas por el pelo. Tiene los ojos oscuros, casi negros, lleva unos pitillos negros, con unas zapatillas de deporte un poco anchas, la camiseta es de Misfits, ella en cambio no tiene piercings.
Sandra, es morena de ojos verdes, lleva el pelo largo con el flequillo hacia un lado. Tiene varios piercings, uno en la nariz, dos en el labio inferior, y uno en la lengua. Lleva una falda vaquera, unas botas New Rock y una camiseta negra básica.
Nicole, es muy pálida de piel, tiene los ojos marrones, el pelo castaño con mechas rubias y el flequillo hacia un lado, no lleva ningún piercing. Ella lleva unos pantalones cortos, con una camiseta de tirantes de Snoopy, con unas Converse blancas.
Se las ve felices, hablando y comentando como les va el verano. Paula, que es siempre la más destacada, les cuenta que ha conocido un chico por Internet.
- ¿Y cómo es? ¿Y sí es un viejo verde? ¿Le has visto por WebCam, verdad? - Le pregunta Sandra con preocupación.
- No os preocupeis que no es un viejo verde, se llama Matt, tiene un corte con flequillo hacia un lado, es super guapo y, ¡tiene un cuerpazo! Además, si que le he visto por la WebCam y me llamó anoche por teléfono. - Trás decir esto, sonríe dulcemente mirando a cada una de sus amigas.
- Que suerte que tienes tía. - Dice Nicole un poco confundida.
Las chicas se dan cuenta de que algo anda mal, Nicole no está como siempre.
- ¿Qué te ha pasado? - Dicen Paula, Sandra y Sarah al unisono. Tras darse cuenta de que lo han dicho las tres a la vez echan a reír.
- Chicas, Lucas me ha dejado... - A Nicole se le borra la sonrisa de la cara y a las chicas también.
Nicole comienza a contarles todo lo que ha ocurrido. Lucas estaba dudando sí la quería realmente, porque ya apenas pasaban tiempo juntos, Nicole estaba castigada por las notas y la madre no quería que Lucas estuviera en casa todo el día, aunque la ayudara con los deberes. Entonces, Sarah habla de su estupendo novio Adrian, que es un chico perfecto, es alto, juega al baloncesto, es guapo, divertido y muy romántico, el único inconveniente es que es de fuera y llevan su relación a distancia, aunque ahora va a venir a Barcelona a ver a Sarah y se va a pasar unos días aquí.
Siguen entre risas y algún comentario sobre las chicas del instituto o lo que odian a otras chicas que andan sentándose o saliendo de Starbucks. Así se pasan hasta las nueve, que empieza a oscurecer. Así que se despiden y se van cada una para su casa como puede, algunas en bus, otras en moto y otras con sus padres. Paula en cambio, va andando, vive cerca del Starbucks y eso le encanta. Al llegar a casa entra directamente en su habitación y se echa en la cama, quedándose dormida.