martes, 10 de agosto de 2010

Una cría con un juguete nuevo.

Una música despierta a Paula que con los ojos entrecerrados mira al rededor. Escucha una canción conocida, 'Camino despacito, no sea que me tropiece con algún bordillo...', Paula busca el móvil en su mochila, lo mira y en la pantalla Matt. Lo coje antes de que él cuelgue.
- Hola, mi amor. - Al oír amor Paula suspira.
- Hola, Matt. - Paula sonríe, ojala pudiese tenerle delante.
- ¿Te he despertado, verdad?
- Sí, pero no importa. ¿Qué hora es? - Paula recuerda que su reloj se había quedado sin pilas y no puede mirar en el móvil.
- Las diez, la hora de que hablemos por teléfono. - Paula sonríe, sin duda Matt es perfecto, pero no podrá amarle, porque el amor para Paula no existe.
- ¿Podemos saltarnos esa hora hoy? - Paula se queda pensativa y Matt en silencio.
- Está bien, mañana hablamos después de comer. Te quiero. - Al oír te quiero Paula se estremece. Te quiero, que estupidez. Cuelga sin decirle nada.
Sale de la habitación y baja las escaleras, se dirige a la cocina en busca de sus padres, pero no hay nadie. Se queda quieta en la cocina, parece que algo la retiene allí. De repente echa a correr, sube las escaleras rápidamente, coge de su maleta un paquete de Marlboro y un mechero, baja las escaleras y se sienta en el sofá del salón. Enciende un cigarro y mientras siente el humo en su boca, mira al rededor, como si su casa fuese desconocida. Y se queda pensando en su amiga Nicole, en todo el tiempo que llevaba con Lucas, para que al final Lucas la dejara porque los padres de ella no quieren que salga, suena estúpido. Y le da una calada a su cigarro mientras sigue pensando, no creo que Nicole y Lucas dejen su relación por esto, se les veía bien, son más que novios... Amigos, y eso es lo que realmente les debe importar, no les debería importar el no verse. Tienen que fijarse en Sarah, que lleva un mes con su chico y aún no le ha visto, pero confía en él y sabe que no hará nada con otra. Paula suspira, son estúpidas, el amor no existe.
Apaga el cigarro en el cenicero que hay encima de la mesa y se va a su habitación. Coge el móvil y llama a Sandra, es la única que no tiene novio por ahora y parece que no lo quiere.
Espera un rato a que se lo coja, nada... estará cenando con los padres y no podrá cogerlos delante de ellos.
Paula coge las llaves, baja las escaleras y sale al patio, ve a su perra Dreamer dentro de su caseta, es un pastor alemán precioso, de apenas un año. Se agacha y le acaricia la cabeza. Y sale a la calle, busca su moto con la mirada y se dirige a ella. Entonces se para a pensar, mierda me he dejado el móvil, pero no tiene tiempo. Se sube a la moto, la arranca y sale a recorrer las calles de Barcelona. El día de su cumpleaños, 19 de agosto, y sus padres no están. Se siente sola, abandonada, siente como su mundo se derrumba y recuerda que había un sitio donde le gustaba estar de pequeña y encamina su moto hacía el.
Al llegar a un parque infantil aparca la moto, está algo abandonado, pero aún conserva el columpio. Se sienta en el y mira el cielo, no hay estrellas, está todo nublado igual que sus recuerdos, no recuerda momentos con sus padres, solo cuando la traían a ese parque. Empieza a recordar porque se volvió una macarra, porque las cuatro acordaron ser incorformistas, recuerda que tanto sus amigas como ella en 1º de ESO querían que sus padres la dejaran en paz, que las dejaran salir cuando quisieran, discutían con sus padres todos los días y acababan siempre saliendo de casa con un portazo. Aunque lo de Paula empezó antes, cuando vio que a los macarras se les respetaba. Se dio cuenta que quería ser temida, nombrada por todos y así es, es nombrada por todos.
Se le empañan los ojos sacude la cabeza intentando no llorar. Vale, ¡ya basta! Coge la moto para volver a casa.
Vuelve a recorrer las calles de Barcelona hasta llegar a su casa, aparca la moto, entra en casa y se da cuenta de que están sus padres.
- Hola papá. Hola, mamá. - Dicho esto sube a su habitación.
Abre la puerta, suelta las llaves encima de la mesa y ve una caja envuelta en papel de regalo. La mira sonriente y piensa, por fin se han acordado.
La abre ilusionada, no puede creerlo, una cámara profesional, una Canon, sus ojos están abiertos como platos. Sale corriendo escaleras abajo y besa a su padre en la mejilla.
- ¡Gracias, de verdad! - Paula no aguanta la alegría y se le saltan las lágrimas.
- Sabemos que te encanta inmortalizar los momentos, por eso la cámara. Espero que la cuides, eh. - Su madre sale de la cocina y mira a su hija sonriente.
- ¡Mañana mismo quedo con las chicas y hago una sesión con ellas! - Paula está muy ilusionada, piensa que no merece todo lo que hacen sus padres por ella.

3 comentarios:

  1. Paula está muy ilusionada, piensa que no merece todo lo que hacen sus padres por ella.

    Me encanta ese párrafo , me quedo me gusta la historia.

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  2. se parece bastante a canciones para paula

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  3. No he leído Canciones para Paula, pero bueno, no creo que tenga nada que ver con ese libro, porque es una historia real

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